Bélgica volvió a ganar jugando por debajo de sus posibilidades ante una Rusia que mereció mejor suerte. Los de Capello fueron superiores antes de que Hazard apareciese en el minuto 88 para servir en bandeja el gol del triunfo a Origi. El destello de la estrella belga, lo único reseñable que se le vio en Maracaná, metió a los Diablos Rojos en octavos.
El equipo de Wilmots prometía enamorar con su juego en Brasil pero de momento sólo está consiguiendo resultados en el grupo más flojo del Mundial. Podía ser peor, aunque las expectativas eran tan altas que ahora es inevitable exigir algo más a un equipo con jugadores de la talla de Hazard, De Bruyne o Mertens. El extremo del Nápoles fue el único que estuvo a la altura en la primera mitad.
Suyas fueron todas las ocasiones de peligro entrando por la derecha, haciendo la puñeta siempre a Kombarov. Cuando le fallaron las fuerzas y su velocidad se apagó, Bélgica se volvió previsible, inofensiva y aburrida. Algún detalle de De Bruyne y poco más que llevarse a la boca. Hazard, recostado en la banda izquierda, no participaba del juego. Tampoco Lukaku, que lleva dos partidos en blanco.
El centro del campo fue territorio ruso gracias al buen trabajo de Fayzulin, Glushakov, Samedov y Shatov. Capello los prefiere antes que a Denisov, Dzagoev o Zhirkov. No va a cambiar a estas alturas sus ideales el técnico italiano, que consiguió que se jugase el partido que había planeado. No contaba con que el colegiado Felix Brych se tragase un claro penalti de Alderweireld a Kanunnikov en el 26'. El lateral del Atlético de Madrid fue a despejar un balón y se llevó la pierna del jugador ruso, novedad en el once del seleccionador mejor pagado del Mundial. Un tipo listo Don Fabio.
Según se fue apagando la mecha de Mertens fue creciendo Rusia, que lo había intentado con dos disparos lejanos bien resueltos por Courtois. Al filo del descanso, cuando el reloj llegaba al 45', Kokorin perdonó el 0-1 en un centro de Glushakov desde la izquierda que fue incapaz de orientar hacia las redes cuando tenía todo para marcar. Quizá un killer como Kerzakhov, suplente de nuevo pese a salvar a Rusia ante Corea del Sur, la hubiese enchufado.
Tras el descanso, el partido bajó de intensidad. Rusia controlaba el partido sin demasiados problemas mientras esperaba que llegase su momento en alguna jugada aislada o a balón parado. Por el camino perdió a su lateral derecho Kozlov, que abandonó el campo lesionado tras haber atado en corto a Hazard. Su lugar lo ocupó Eshchenko. En Bélgica, tras la sustitución por lesión de Vermaelen por Vertonghen en el 30', entró Origi por Lukaku. No encajó bien el cambio yse marchó echando pestes. Visto lo visto, lo lógico sería que se quedase en el banquillo los próximos partidos reflexionando.
Hazard apareció a tiempo
Con Mertens fundido entró Mirallas, que al igual que Origi aportó cosas al equipo. En el 85', su libre directo se estrelló contra el poste de un Akinfeev mal colocado. Antes, Eshchenko había rozado el gol con una subida por la derecha hasta el pico del área que culminó con un remate cruzado. Necesitaba más los puntos Rusia que Bélgica y quizá por eso el lateral se permitió demasiados alegrías en ataque, descuidando el territorio que había protegido Kozlov hasta su lesión.
Hazard lo detectó y aprovechó la circunstancia para resolver sobre la bocina. Bélgica armó una contra, Origi se la dejó al que sabe y Hazard le devolvió un pase de gol desde la línea de fondo para que fusilara a Akinfeev. Gol, tres puntos para Bélgica y a octavos. Rusia, en la cuerda floja con Capello y con mucho que mejorar de aquí hasta que organice su Mundial.
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